El Co2 como conservante en alimentación
El dióxido de carbono (CO2) alimentario es un conservante de alimentos muy utilizado debido a sus propiedades únicas y beneficritas como óptimas para su aplicación. La razón por la que el CO2 alimentario es óptimo como conservante de alimentos se debe a varios factores técnicos.
En primer lugar, el CO2 es un gas inodoro, incoloro e insípido, por lo que no altera el sabor, el olor o el color de los alimentos preservados. Además, el CO2 es un gas aséptico, es decir, no contiene bacterias ni otros microorganismos, lo que lo hace ideal para la conservación de alimentos.
En segundo lugar, el CO2 tiene una capacidad de penetración muy alta en los tejidos de los alimentos, lo que permite una mayor eficacia en la conservación de estos. Este proceso se conoce como esterilización por gas y se utiliza para conservar alimentos frescos, congelados y enlatados.
Además, el CO2 es un gas inerte, es decir, no reacciona con los alimentos ni con sus envases. Esta propiedad es fundamental para evitar la oxidación y el deterioro de los alimentos, y también garantiza que el alimento conservado conserve su sabor, aroma y textura originales.
Otro factor técnico importante es que el CO2 es un gas soluble en agua, lo que permite una mejor penetración en los tejidos y una mayor eficacia en la conservación de alimentos húmedos. Además, al ser soluble en agua, el CO2 se combina con las bacterias y otros microorganismos en los alimentos, lo que los inactiva y les impide crecer y proliferar.
En resumen, el CO2 alimentario es un conservante de alimentos óptimo debido a sus propiedades técnicas, como su naturaleza inodora, incolora e insípida, su capacidad de penetración, su carácter aséptico e inerte, y su solubilidad en agua. Estas características hacen del CO2 una herramienta efectiva en la conservación de alimentos frescos, congelados y enlatados, garantizando la calidad y la seguridad de los mismos.